El concepto «S.M.A.R.T» ha sido reconocido como una «metodología inteligente«, que ha ganado mucha popularidad en los últimos años, ya que es una herramienta que ayuda a definir objetivos claros, específicos, alcanzables, realistas y medibles en el tiempo, a medida que se avanza en un proyecto determinado, así como también en el desempeño y mejora continua de una organización. 

Inicialmente, se debe conocer que un objetivo es el «conjunto de metas», que generan un resultado esperado. Sin embargo, el solo hecho de identificarlos asertivamente, requiere de visión, conocer el contexto corporativo y por supuesto un enfoque ideal por parte de los líderes a cargo.

Cabe destacar, que el objetivo es el fin último al que la empresa desea llegar, proyectado con visión y propósito, enmarcado dentro de los valores organizacionales y respaldado por los esfuerzos de todo un equipo multidisciplinario.

Recordemos que el propósito es la razón de ser de la empresa, el por qué existe y éste apunta hacia la intención de conseguir algo en concreto y significativo para la misma.  Por su parte, los valores son el marco moral y ético que regula a la organización en su funcionamiento e indican aquello que es de elevada importancia en la jerarquía de sus propios intereses, aportando beneficios; por lo que ellos determinarán las acciones y decisiones de los altos directivos, líderes corporativos y de todo el recurso humano en general.

Para lograr el cumplimiento del gran objetivo empresarial, es necesario definir de la misma manera metas estratégicas que apunten a su consecución, acompañadas de indicadores como mecanismos de control y seguimiento. A mayor número de metas alcanzadas más cerca se estará de cumplir el gran objetivo, además de contribuir con la constante evolución de la organización.

En consecuencia, las empresas no solo deben considerar importante la rentabilidad que aportarán a sus accionistas, también deben apuntar hacia el beneficio que puedan brindar a la sociedad que los rodea, para contribuir al pleno desarrollo de su entorno y mejora del medio ambiente. Para ello, debe existir una reciprocidad, destinando parte de sus dividendos en apoyar de forma directa planes que potencien la formación de niños, niñas, adolescentes y adultos, en temas de tendencias educativas y tecnológicas. 

Actualmente, con el boom tecnológico y los efectos post pandemia, la mayoría de las empresas se han apalancado en las plataformas TICs para optimizar sus procesos internos, incrementar la rentabilidad y expandirse a nuevos nichos de mercado, trazándose metas «inteligentes».

Por esta razón, es momento de sensibilizar un poco el propósito de las nuevas empresas que han surgido en los últimos años, impulsándolas a enfocar sus esfuerzos en plantear nuevos objetivos S.M.A.R.T.(S). 

Es necesario, agregar a este famoso acrónimo una nueva letra, que incluya el elemento «SOCIEDAD» para promover la responsabilidad social como valor transversal de la organización, pensando no sólo en tecnología sino también en la participación activa de la sociedad que los rodea, motivándolos a disfrutar una mejor calidad de vida y preparándolos para el futuro. 

En nuestras manos está aprovechar las oportunidades del mercado, con el ideal de alcanzar un repunte sostenido del crecimiento de la productividad y a la vez recuperar la motivación de millones de personas que se sienten excluidos por la tecnología. Esto se puede lograr consolidando organizaciones que tengan una gestión estratégica más organizada, controlada, consciente, inclusiva y eficiente.